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domingo, 27 de marzo de 2016







   EL CINE Y EL MERCADO COMÚN

   Las fuentes financieras del cine 


   


 


La financiación de`cine  se contempla considerando la interdependiencia de todas sus  fuentes, que funcionan conectadas entre sí:  ayudas públicas, créditos,fiscalidad favorable, desgravaciones a la inversión en producción, la implantaciñon de un Registro público, (hipoteca de las películas), control honesto de las recaudaciones de taquilla, coproducciones, relaciones con las televisiones y todas sus formas de difusión, exhibición e   Internet. La creación del Mercado Común en la Europa de los Seis, a principios de los años 60 fue recibida como  si se tratase de una guillotina para el cine, ya que de acuerdo con el artículo 92 del Tratado de Roma, parecía que cualquier ayuda al cine debía suprimirse.  por alterar la competencia. Se trató de escapar a este propósito alegando el carácter cultural del cine. Decisión que habría resuelto el problema mediante primas o premios otorgados por Jurados o Comisiones. Un areópago para méritos artísticos que no hubiera resuelto los problemas financieros ni de amortización de la producción de cine. Hubo por eso, que recurrir a criterios económicos, establecer ayudas de acuerdo con la economía cinematográfica. Las ayudas debieron atenerse a los principios del Tratado de Roma. por lo que debían ser selectivas, es decir destinadas a un sector que las mereciese, en este caso la producción de películas. Se trataba de seleccionar un sector, no las películas que lo integran. Y también debían tener carácter decreciente, o sea que fueran disminuyendo según se lograban los objetivos. Se encontró una solución en las ayudas automáticas. Conviene recordarlo porque hoy en España vivimos una  situación parecida. 


 Claude Degand, director del Centro de Documentación del CNC , partiendo de las ayudas francesas al cine, bien aceptadas también en Alemania, Italia y Bélgica, defendió en el "Coloquio sobre cine y Mercado Común", 1964 en Barcelona,  para todos los países europeos, el modelo de ayudas automáticas, de acuerdo con la aceptación del público. Opina que son ayudas objetivas y que la obligación de reinvertir  en una nueva película, le conceden un carácter de inversión aceptable. Además conectan  muy bien con el resto de fuentes financieras del cine. Las  autoridades de Bruselas vieron bien encontrar una salida, preocupadas  por la caída de espectadores en las salas europeas a principios de los 60 y por el deseo de que el cine fuese una industria, al tiempo que un hecho cultural y artístico. Convocaron por primera vez una Conferencia de Autoridades Cinematográficas europeas, que terminaría haciéndose habitual hasta ahora. Degand insistió en que el carácter fundamental, atribuido a las ayudas no debe hacer olvidar las otras fuentes de financiación, igual o más importantes. En su criterio todas las ramas cinematográficas deben actuar conjuntamente y dar los pasos suficientes para crear la gran familia de la imagen con el cine y la televisión. España no estaba incorporada al Mercado Común, pero el gran número de coproducciones que realizaba, la mayoría con Francia, Italia y Alemania, la acreditaban como parte de la cinematografía europea. El modelo de ayudas automáticas y el control de taquilla se implantó en España en 1964.




      Con el apoyo de todos se recogió en las conclusiones del Coloquio, que la situación económica y financiera del  cine aconsejaban  mantener las ayudas y que fuesen ayudas  automáticas de acuerdo con los ingresos en las salas de cine, para lo que era imprescindible el control de taquilla. El cine español es igual de débil en la actualidad, por lo que serían convenientes unas ayudas con impacto económico. Igualmente se consideraba necesario un intercambio de información sobre todos los aspectos financieros de la producción cinematográfica, especialmente  medidas referentes a reducción de impuestos y política fiscal. Francia, Italia y Alemania no solo van a tener un sistema idéntico de ayudas automáticas, unos Fondos de ayudas similares, en torno a los 400 millones de euros, una menor fiscalidad y unas desgravaciones por inversión en producciones en los tres países del 30%,  en claro contraste con la situación del cine español.




              Jean-Claude Batz,  sociólogo de la Universidad Libre de Bruselas, señaló que en la Europa de los Seis existía un exceso de producción cinematográfica. Durante 1963 los países europeos habían producido 350 largometrajes, mientras que en EEUU la producción había sido de 141. Solo Francia había producido también 141 películas. Pero con una diferencia, el coste medio de producción en EEUU había sido de 2 600 000 dólares y en Francia de 300 000  dólares. No es una cuestión de tener un número elevado de producción, sino un alto coeficiente de frecuentación y este puede ser superior con menos películas como demostraba el cine norteamericano. Es importante limitar la producción, y conseguir un mayor atractivo o calidad de las películas producidas. Ningún país va a renunciar a contar con una producción fuerte, dada la importancia de la expresión cinematográfica, pero conviene tener en cuenta que las películas deben ser vistas por los espectadores. La sobreproducción y la necesaria calidad de las películas son problemas que siguen hoy día y que por medios automático en combinación con medios selectivo son problemas que toda política de ayudas precisa corregir.


Fotos: Coloquio Cine y Mercado Común, 1964.



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