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jueves, 25 de febrero de 2016





          EL NUEVO CINE MEXICANO



           Las desgravaciones del artículo 189 

           Continúa presente el gusto por la innovación  

            La renovación de los años 60 y 70 del cine méxicano

            







           Cada generación designa a los directores que triunfan en ella como nuevo cine. En la actualidad  en México hay  tres directores, en estos momentos, con fama internacional: Alejandro González Iñarritu (Amores perros, El renacido), Alfonso Cuarón (Solo con tu pareja, Gravity, Roma) y Guillermo del Toro (Cronos, El laberinto del fauno, La forma del agua). Junto a ellos hay un notable grupo de directores, muchos de ellos jóvenes con películas independientes: Alex Ramírez (Todos hemos pecado), Michel Franco (Daniel & Ana). Gerardo Naranjo (Miss Bala), Fernando Embecke (Club Sandwich), Carlos Reygadas (Tenebras Lux), Luis Estrada (El infierno), Claudia Daniel Luce (Los insólitos peces gato), que se amplía con un conjunto de directores de similar talento. Todos se han beneficiado del notable periodo creativo méxicano, el auténtico "nuevo cine mexicano", que coincidió con la renovación cinematográfica en la mayoría de los países iberoamericanos. En la década de los 40 y gran parte de los 50, el cine mexicano ocupó un lugar preponderante con películas dirigidas al gran público, bien realizadas, con una utilización inteligente del star sysstem y llegó a ser una industria en gran parte, por el hundimiento de su gran rival el cine argentino, afectado por las simpatías nazis de su Gobierno. A mediados de los 50 estaba ya falto de ideas y precisaba una renovación. Factor del dessarrollo del cine mexicano desde hace nueve años es el artículo 189 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, que permite desgravar hasta el importe de la inversión en largometrajes de ficción, animación y documentales. La producción se ha elevado a 130 películas anuales.


Pedro Páramo

       El  anuncio de los tiempos nuevos en los 50 llegó con Carlos Velo , quién ya había realizado documentales en España durante la República, antes de exiliarse en México. Fue con Raíces (1953), en cuyos títulos aparece solo como Supervisor de dirección y guionista, ya que no la pudo firmar por problemas sindicales. Oficialmente el director es Benito Alazraki. Es una película indigenista, rodada en el Valle del Tajín y en Veracruz, compuesta de cuatro episodios.Transcurridos unos años, Carlos Velo lleva al cine la famosa novela de Juan Rulfo, con guión escrito por Carlos Fuentes y Manuel Barbachano, Pedro Páramo (1966). Es una adaptación fiel, pero Velo se aleja del tono de misterio de la obra original. Otro precursor, con una observación rigurosa de la vida indígena en Tarahumara (1964), fue Luís Alcoriza, con un tono documental en la ficción. Y otra obra renovadora, que se convirtió en película de culto es En el balcón vacío (1961) de Emilio García Ascot, hijo de un diplomático español de la República que se exilió en México.  “No quisimos hacer una película sobre lo que fueron y representan la guerra civil y el exilio español como fenómenos políticos y sociales, sino evocar la búsqueda del tiempo perdido, del destierro y la infancia que nos quitaron”, decía María Luisa Elio, guionista de la película.


La soldadera

    Las producciones eran de menor costo. Destacó entre ellas En este pequeño pueblo no hay ladrones (1965), que Alberto Isaac rodó basándose en un cuento de  García Márquez. Una de las películas más populares fue Los caifanes (1966) de Juan Ibáñez con argumento de Carlos Fuentes. Ibáñez unió cinco cortos, creando un largometraje con una continuidad perfecta.  Hubo una notable relación entre los nuevos  directores y los escritores de prestigio. En Parque Hondo (1965), el episodio dirigido por Salomón Laiter, Viento distante y el de Manuel Michel, Tarde de agosto, se basan en dos cuentos de José Emilio Pacheco y el dirigido por Sergio Véjar, El encuentro, es un cuento de Sergio Magaña. Los buenos resultados se confirman con Los bienamados, también conocida con el título de Amor, amor, amor, (1965), formada por cinco episodios: Tajimara de Juan José Gurrola, basado en un relato de Juan García Ponce, Alma pura de Juan Ibáñez basado en un cuento de Carlos Fuentes, La Lola de mi vida de Manuel Barbachano Ponce, sobre texto de Gabriel García Márquez, Las dos Elenas de José Luís Ibáñez, sobre texto de Carlos Fuentes y La sumanita de Héctor Mendoza, sobre texto de Inés Arredondo; estos tres últimos episodios debido a la duración tuvieron una explotación independiente.  La novela de John Reed sobre la revolución sirvió a Paul Leduc para realizar con aliento poético Insurgentes (1970). La productora Marte impulsó La soldadera (1966), dirigida por José Bolaños con el tema de las mujeres que acompañaban y ayudaban a los soldados en la revolución, tema que Eisenstein iba a incluirlo en ¡Qué viva México! (1931-1932), pero no pudo hacerlo al interrumpirse el rodaje. José Bolaños realizó en 1977 una nueva adaptación de la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, en tono de relato gótico.




               Junto a estos nuevos directores, interesó mucho El cumpleaños del perro (1974) de Jaime Humberto Hermosillo, sobre el nacimiento de una amistad entre dos socios de diferente edad, que tratan de sacar adelante un negocio con el fin de vivir con libertad y emanciparse de la dependencia a la  que se ven sometidos por parte de sus esposas. Hermosillo realizó una película admirada por los cinéfilos, Pasión según Berenice (1975), sobre una joven viuda que vive reprimida con su tía en la ciudad provinciana de Aguas Calientes, que al conocer a un joven descubre el amor y el erotismo. Más experimental es la divertida Pafnucio Santo (1976) escrita y dirigida por Rafael Corkidi.  “Las películas de Cantinflas representan el cine de los 50 y están teniendo menos público, a causa de la disminución del analfabetismo. Es una buena señal", afirmaba Felipe Cazals partidario de un nuevo cine. Había tenido éxito con Emilio Zapata (1970), con influencia del western. Fue el director elegido para realizar el gran proyecto de la presidencia de Echeverría, Aquellos años (1972) para conmemorar los años revolucionarios y el Centenario de Benito Juárez. Fue muy difícil escribir el guión. Contiene un exceso de datos y de frases históricas. Fue la última película de alto presupuesto de este periodo y realizada, pese a todo, con solvencia e innovaciones de lenguaje. Denunció unos hechos reales, vergonzosos, en Canoa (1975). La película se inicia con la visión de unos cadáveres y hombres heridos. Los supervivientes relatan lo sucedido. Cinco amigos que trabajan en la Universidad deciden irse a practicar el alpinismo. Deben pasar la noche en el pueblo, pero el cura, al saber que son de la Universidad, los acusa de ladrones, violadores de mujeres y enemigos de la religión. . Los vecinos asaltan la casa donde duermen y acuchillan y apalean a los visitantes y a los dueños de la casa. Canoa intercala las declaraciones y los actos de violencia salvaje. Cazals representa el nuevo concepto del cine.
  


      La pasión radical por el cine, que mantiene hasta hoy, la representa, desde la niñez, la vida de Arturo Ripstein, que afirmó su vocación de director viendo Nazarín de Luis Buñuel, a quien pidió permiso para asistir al rodaje de El ángel exterminador.Arturo Ripstein empezó su carrera en el cine, cuando tenía veintiún años, con un guión basado en un texto de Gabriel García Márquez, entonces un autor desconocido, dedicado a la publicidad. El propio García Márquez y Carlos Fuentes adaptaron Tiempo de morir (1965). Emprende la senda renovadora al realizar El castillo de la pureza (1972), una crítica del sistema educativo implantado durante la etapa del Presidente Porfirio Díaz.  Vuelve a buscar la innovación con Turno de oficio (1973), film de alto presupuesto, sobre los judíos conversos al catolicismo, que llegaron con los españoles a  Nueva España.  En un lugar sin límites (1977), adapta la novela del escritor chileno José Donoso, que coincide con su mundo creativo. Es un descenso al infierno.Ripstein inició su colaboración con Paz Alicia García Diego, como guionista, en Mentiras piadosas (1988), y el resultado son películas muy hermosas, de gran impacto internacional, como La mujer del puerto (1991) o Principio y fin (1993). Ripstein utiliza la forma del melodrama, dotándole de humor y de un aire de esperpento, mostrando secretos de la vida, los motivos ocultos de las conductas y la descomposición de la sociedad, en apariencia asentada en unos valores burgueses. Continua con su afán renovador en la actualidad, como en La virgen de la lujuria (2005) o  La calle de la amargura (2015).


El ángel exterminador

        Luís Buñuel, es en este periodo un autor excepcional, que se incorporó al cine mexicano  de los años 40-50 y su genio innovador abrió caminos y ofreció obras maestras durante los siguientes años. Poseía estilo sobrio, una imaginación desbordada y un sentido del humor con raíces en el surrealismo y en Sade. El cine mexicano de Luís Buñuel, exiliado español, es la parte más importante de su obra, tanto por el número de películas rodadas, 20 de un total de 32, como por su calidad, como  Los olvidados (1950) y Él (1952-1953). El gusto de Buñuel por lo inverosímil y el absurdo está en una  comedia subyugadora, La ilusión viaja en tranvía (1953). El universo de Sade, el surrealismo y el humor negro marcan  Ensayo para un crimen, que fue distribuida internacionalmente con el título de La vida Criminal de Archibaldo de la Cruz (1955).  Su denuncia del derrumbe de valores sociales forma una trilogía, Nazarín, Viridiana, rodada en España y El ángel exterminador. Buñuel tiene muchos puntos de contacto con el universo galdosiano, por lo que estaba muy interesado en rodar la novela de Benito Pérez Galdós, Nazarín (1958). Hay múltiples interpretaciones de El ángel exterminador (1962) desde la lucha de clases a las tesis de Hobbes y de la filosofía o la religión, debido a la estructura narrativa, experimental, que incluye la repetición de muchas escenas, acorde con el sentido repetitivo de la vida. 

                 En los creadores actuales del cine mexicano perviven afortunadamente el gusto experimental de estos años.


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