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domingo, 31 de mayo de 2015



ADIÓS AL CONTROL DE TAQUILLA


      
            Llegan los aires de privatización al ICAA. Los ingresos de las películas por su explotación en las salas de cine tienen un carácter colectivo. Corresponden al distribuidor, que en España la primera semana percibe el 55% y las siguientes el 50%-45%; Hacienda, actualmente el 21% en concepto de IVA; un 2% corresponde a derechos de autor y el resto al exhibidor. Los exhibidores en España se lamentan de este reparto, ya que les es difícil afrontar los gastos de las salas de cine y tener beneficios. La parte del distribuidor es la más alta de Europa y arranca de los tiempos en que  se consideraba que bastantes exhibidores tenían tendencia a disimular una parte de sus ingresos de taquilla y los distribuidores se compensaban con un porcentaje más elevado.´


 

  Los países europeos desarrollan una labor de fomento del cine, regulando este sector, para lo que han implantado el control de taquilla.  Los datos de los ingresos de taquilla, no solo son necesarios para su reparto, sino especialmente para el conocimiento del mercado y ejercer la protección al cine nacional. A diferencia de otras industrias los ingresos en el cine son difíciles de establecer, ya que varían todos los días y en cada una de las sesiones de las distintas salas. El sistema de recuento de los espectadores, fue sustituido por los partes de declaración de los exhibidores, recogidos tanto por los distribuidores como por la Administración. En España se inicia el control de taquilla en 1964, siendo Director General de Cinematografía García Escudero. La informática, aquellos antiguos y enormes ordenadores, vino en ayuda del  control. En España, los partes los recogía la SGAE, que los entregaba con retraso al ICAA, donde se realiza el tratamiento informático de los datos. Gracias a esta informatización conocemos que en España en 1965 hubo 400 millones de espectadores que fueron al cine y que La muerte tenía un precio  (Sergio Leone, 1965) tuvo  5. 520.271 espectadores.






            A partir de 1996 el ICAA colabora en la informatización de las taquillas de las salas y recibe directamente la información, tratándose en el ICAA que desde 1999 facilita todos los datos y estadísticas. Hoy, llegado para aquellos buenos funcionarios la hora de jubilación, parece que no se piensa sustituirlos, sino recurrir a una empresa privada para que facilite los datos. Si es así la finalidad del ICA quedará muy disminuida en cuanto fomento del cine y los datos dejarán de ser oficiales.



            Entre 1943 y 1964 las ayudas a la producción de películas españolas fueron por el sistema de clasificación. Productores y directores reclamaban unas ayudas automáticas, debido a que se clasificaban las películas ya producidas, utilizando sucesivos baremos y los resultados fueron arbitrarios e ineficaces desde el punto de vista industrial. El interés especial, la máxima calificación y por lo tanto la máxima ayuda, se concedió a películas convencionales, como Reina santa (1946) de Rafael Gil o Alba de América (1951) de Juan de Orduña y alguna renovadora, como Surcos (1951)  de Nieves Conde o Muerte de un ciclista (1955)  de Bardem. En cambio con análogos baremos Los golfos (1959) de Carlos Saura fue 2ª A , El pisito (1958) de Ferreri también 2ª A y El extraño viaje  (1963) de Fernán Gómez, 2ª B, cy es considerada hoy una joya cinematográfica. La Junta de Clasificación no fue la única que desdeñó El extraño viaje, sino que los propios distribuidores, los Reyzabal, unos carcas reaccionarios, se quedaron horrorizados al verla, retasando el estreno.


El extraño viaje


              El establecimiento del control de taquilla fue una renovación de García Escudero, que  desde entonces facilita unos datos oficiales con las cifras del cine. Son datos imprescindibles para cualquier política oficial o de las empresas, que permiten los análisis de la industria cinematográfica, conocer la frecuentación de los espectadores, el público, la trayectoria en las salas  de las películas y empresas productoras. distribuidoras y exhibidoras. Es decir la economía cinematográfica. Esperemos que el Ministerio de Cultura continúe realizando la información a partir de las taquillas.
       
             La película se considera un producto "semi-acabado" hasta su proyección en salas,, por lo que tiene suma importancia conocer su exhibición.


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